Voy caminando por un lugar de gran concurrencia. Veo gente, obviamente. Donde hay mucha gente, hay mucho para opinar. Peinados, maquillajes, teñidos... y ropa. Ropa, ¡ROPA!
¿Usted se ha puesto a mirar atentamente a los nuevos atuendos que rondan por las galerías? OMAIGOT.
¿Usted se ha puesto a mirar atentamente a los nuevos atuendos que rondan por las galerías? OMAIGOT.
Las calzas flasheras, ¡muestran sus piernas en su esplendor de la porquería y el mal gusto! Entre pierna y pierna se observa un ángulo llano. Abierto, bien abierto. Cambiemos.
Me he fijado que hay gente que no tiene compasión: pantalones ajustados con medio matambre sobresaliendo, parecería fluorescente o algo producto de un delirio provocado por fiebre o ácidos. Aunque han inventado una solución que explicaré en el momento que aparezca un asterisco similar a éste: *
Otra cosa: Babuchas.
¡Qué nombre tan ridículo! Babuchas, babuchas. Lo digo en voz alta y me río. Yo pensé que babuchas eran éstas:
HE AQUÍ LA SOLUCIÓN, miren, el asterisco: *
Yo creía que era un porta matambre. PERO NO.
Alguien, alguno. Vos, o el que está a tu lado. Tu mamá, tu abuela, tu papá, tu perro. ALGUIEN. ¡Que alguien me explique qué quiere decir esto! Para eso usá bombacha, flaca. O andá en bolas por la vida, pero por favor, SACATE ESA COSA QUE PARECE UNA BOLSA DE PAPAS.
Ah, y algo que he visto y he tenido intenciones de sacarme los ojos con cucharas:
¡DE HOMBRES! O sea: